NO PODEMOS CONVERTIRNOS EN LO QUE SIEMPRE CRITICAMOS AQUELLA VIOLENCIA QUE AUN EXISTE EN VENEZUELA

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El comienzo de un año, de un siglo y, en este caso, de un milenio, siempre es una oportunidad propicia para mirar lejos al futuro y para revisar el pasado reciente.

 En este trabajo pretendemos hacer lo primero, pero como introducción conviene considerar nuestra justificación, que deriva de la experiencia que vivimos en el siglo de la llamada pandemia , un siglo de mucha violencia, de mucha injusticia, de mucho sufrimiento pero también un siglo que brinda  a la humanidad progresos y adelantos técnicos y científicos que parecieran abrigar un futuro promisorio.

La pregunta es cómo ha sido posible que ambas situaciones tan contradictorias se dieran durante una misma centuria y en este sentido nuestra reflexión es que hemos equivocado el modo de organización socio-política.

El error ha sido centrar nuestra vida, personal y comunitaria, en estructuras de poder jerárquico institucionalizado que han mostrado no estar a la altura de la necesidades, aspiraciones y solicitudes de la gente y de la historia, lo cual ha sido particularmente visible en el caso del Estado.

Normalmente, y de manera simplista, hemos achacado los fracasos a las personas que dirigían el gobierno de esos Estados, a la maldad que les era inherente, a intereses mezquinos, a la traición de sus promesas, a la ineptitud intelectual o moral, a complots de uno u otro color político y hasta religioso.

Nuestra intención es mostrar que no son ellos los culpables primarios, aunque no dejan de serlo en una medida derivada.

La causa de los males está en la noción misma de Estado, que se ha entronizado como único modo en que la gente piensa que se puede organizar la vida colectiva, y de ello se derivan estas calamidades, sea un Estado capitalista, democrático, socialista, comunista, mesiánico, autoritario, bolivariano, cristiano, musulmán o ateo.

Correlativamente, otras maneras de institucionalizar las jerarquías de poder opresor permanente (como la empresa capitalista, la familia patriarcal, los aparatos religiosos, la educación formal, etc.) han podido desarrollarse en estrecha vinculación con el Estado, configurando entornos sociales que coartan las posibilidades de desarrollo pleno de la humanidad, que sólo pueden alcanzarse en libertad e igualdad, mediadas por la solidaridad.

Muchos criticamos a Venezuela donde nos estamos comportando como esos colectivos bolivarianos que hoy se ven en las calles, es triste que nuestra policía sin preguntas ataquen a gente de bien que busca refugiarse para llegar a sus casas de sus trabajos como ve se ven en duras imágenes de redes virtuales o la forma infame que arrastran a mujeres sirviendo de traperos en las calles Bogotá y de muchas regiones de Colombia  , por sus propios miedos es el momento de empezar a mirar , que aquellos llamados de izquierda y derecha deben recordar que tienen la obligación de llamar a la cordura .

Será que la gente no se da cuenta es tan grave esto que van a morir justos por pecadores donde en el afán de la búsqueda de justicia por la muerte de UNA sola persona ya van más de 6 muertos por balas que nunca sabrán de quienes fueron  y aquellos que valientes salen a  Titear , tan solo por un celular imparten ordenes de la necesidad de justicia, Dios bendiga hoy 11 de septiembre un día más en que recuerdo como los violentos  tumbaron las torres gemelas es el momento de acabar la violencia en nuestras calles volviendo a la cordialidad y no a la anarquía por pedir justicia pensando diferente de los que hoy son violentos