Norberto Morales Ballesteros Murio , marcó un hito político en Santander, con un poder innegable que trascendió los límites provinciales.

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Norberto Morales Ballesteros fue un verdadero gamonal de la política santandereana, entre los años 70 y 90 del siglo pasado.

No se movían ‘muchas hojas’ sin que él lo supiera, porque desde la Confederación Liberal de Santander, que constituyó con otros no menos influyentes políticos, como Rodolfo González, Tiberio Villareal y Eduardo Mestre Sarmiento, controlaban, vigilaban e intervenían en cuanta campaña política se lanzaba.

“Antes de la Confederación no se había presentado una alternativa como esta, en que jefes regionales se unieran alrededor de un proyecto, sin perder la autonomía de cada uno de ellos, pero tratando de encontrar denominadores comunes. De ahí que estuviera muy bien escogido el nombre de Confederación, pues como en la organización política, si bien se unen para determinados proyectos, no por eso se pierde la soberanía. Era un ensayo inédito que se daba en forma natural, tratando de abarcar el todo y no una parte”, reseña Raúl Pacheco, en una de sus columnas.

Finsema

Finsema, un imponente edificio para la época, construído sobre la carrera 27 entre calles 34 y 35 de Bucaramanga, fue la sede principal de la Confederación y, desde su oficina, en el último piso, en cuya espalda ubicó un grueso vidrio oval de seguridad, Norberto Morales atisbaba a la ciudad mientras pensaba en sus próximos pasos y jugadas políticas.

Tiempo después, este edificio tuvo que ser entregado, al parecer, como exigencia de los grupos armados, para preservar su vida.

La organización política de la Confederación era rigurosa, los capitanes de debate rendían cuentas al pie de la letra, según las instrucciones de Morales e incluso cada célula política tenía su propio cuadro directivo, que también entregaba cuentas.

Todo era un trabajo articulado, como el de las hormigas con su hormiguero y al final, todos celebraban en la famosa sede de “Los Bambúes”, en Piedecuesta, también construída bajo el mandato de Norberto Morales.

Entre 1989 y 1990 era el

Presidente de la Cámara de Representantes, cuando el narcotráfico arreciaba en el país, y bajo el mandato de Virgilio Barco comenzaba a hablarse del sometimiento o extradición. A él lo contactaron para que tendiera un puente de comuniación con el Gobierno Nacional.

El 3 de marzo de 1992, el frente Ramón Gilberto Barbosa, del EPL, secuestró al exPresidente de la Cámara, en San Alberto (Cesar) y pasó casi tres meses en cautiverio, por cuya libertad tuvo que pagar medio millón de dólares, según se dice.

Ahí comenzó su retiro obligado de la política, ya que por seguridad le fue recomendado que se alejara de lo que hasta ese momento era su vida, y aunque sus hijos también incursionaron en la política, igual recibieron la sentencia del secuestro.

Aunque se retiró del escenario público, nunca abandonó la política. No hubo tinto político en el que no se mencionara su nombre o estuviera él; no hay político que no haya recibido su influencia -buena o mala, es  otra la discusión- pero es una realidad que Norberto Morales Ballesteros marcó un hito político en Santander, con un poder innegable que trascendió los límites provinciales.

Hoy se acabó definitivamente su carrera, producto de una severa afección en el hígado. Y con su partida se cierra el capítulo más visible de la Confederación Liberal de Santander, con alcances nacionales.