Se trata de Delfina Mejía Díaz nació en medio de la pandemia de la influenza en 1919 y celebró, durante el COVID-19 al lado de algunos familiares en Barrancabermeja, Santander, 101 años de vida, llena de recuerdos y con una lucidez envidiable.
Sus allegados la conocen como Delfi, una mujer nacida en el corregimiento de Badillo, Valledupar. Desde muy joven su mamá la llevó al puerto petrolero donde recuerda, con una pícara sonrisa, que se le volaba de vez en cuando a verse con sus enamorados.
Dice que ha sido de buen comer. Le encanta el pescado que se consigue con facilidad en este municipio bañado por el río Magdalena. Asegura que el alimento es una de las claves para alcanzar esa vitalidad a una edad que pocos tienen el orgullo de disfrutar.
Los 36.891 días que lleva en este mundo no le impiden recordar la triste historia de su primer amor. No olvida que era un ocañero que fue asesinado en el municipio de Convención, Norte de Santander. Esa situación la obligó a madurar y a defenderse sola con su primogénito.
En una fiesta con algunos familiares que la saludaron por videollamada y otros que la acompañaron en su casa cumpliendo con los protocolos de bioseguridad, doña Delfina recibió una serenata con vallenatos, disfrutó de una enorme torta, de globos y flores. Con su alegría y vitalidad espera celebrar sus 102 años, ya sin pandemia y con muchos más invitados.